Todavía recuerdo, cuando lo más importante para tí, era que el día de tu cumpleaños te regalaran, aquella bicicleta tan bonita de aquel escaparate inmenso y tan bien decorado, o cuando lo que más te preocupaba, era que te pillaran jugando al escondite o al pilla pilla, cuando todo se arreglaba con un : ¡yo no fuí! Fué sin querer, y con tres lagrimitas y una cara de pena tenías a mamá en el bote, cuando lo que te hacía un nudo en el estómago, era cuando papá te cogía, te levantaba y te decía que eras un avión... ¿Por qué todo no puede seguir así?, Ahora lo más importante, es aprobar, y estudiar, cuando antes con hacer una bonita casita y dos niños de la mano, ya tenías un diez en todas las asignaturas, por qué ahora lloramos de pena, lloramos de rabia, lloramos de amor y no lloramos porque no nos compraran el osito de peluche de aquella tienda, o la niña no te prestara su muñeco que cantaba, ¿por qué ahora sufrimos de verdad?, ¿por qué no puede ser todo tan fácil como antes?, ahora estamos en la realidad, bonita infancia, cuánto la echo de menos... Pero llega un momento en el que tienes que madurar, y claro, todo gran cambio, tienes grandes consecuencias, tras madurar y poder salir con tus amigos, como siempre habias deseado cuando eras más pequeño y poder dar uno de esos besos apasionados que veías en las pelis y te quedabas anonadado viéndolo y miles de preguntas se te pasaban por la cabecita en aquel instante...
Pues bien, ahora podemos hacer eso, tenemos lo que un día, era nuestro futuro, y lo que ahora, es el presente y de lo que nos tenemos que preocupar es de tener a un chico al que darle esos besos de las pelis, de tener amigos de verdad con quien salir como hacian tus hermanos cuando tu eras mas pequeño, poder contarle todos tus secretos a tu amiga la que estubo contigo desde la guardería y saber que puedes confiar en ella pase lo que pase.
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